Género Rosa
La familia de las Rosáceas la componen en Aragón 24 géneros, entre los que se encuentran algunos cuya determinación a nivel de especie es difícil, como los géneros Alchemilla, Rubus o el caso que nos ocupa, Rosa.
En general, se hace difícil su determinación por la gran variabilidad de sus caracteres morfológicos y por su peculiar forma de reproducción, que hace que se hibriden con facilidad.
Las rosas silvestres han sido desde la antigüedad cultivadas con fines decorativos, por su belleza y su olor. Se hacían cruces de distintas especies para mejorar sus colores y aromas, ya Teofrasto en el s. IV a. C. describe rosas cultivadas con el nombre de «centipétalas», pero hasta el s. XVI no llega a Europa la Rosa x damascena, un híbrido proveniente de Oriente Medio, con muchos pétalos.
No fue hasta 1752, con la llegada de especies de rosas chinas, cuando se empezaron a crear las rosas modernas de jardinería con multitud de pétalos y floración continuada. En la actualidad se cultivan más de 30.000 variedades.
A lo largo de la historia, los botánicos han descrito cientos de especies silvestres de este género, en la actualidad se intenta hacer una labor de simplificación. En esta línea está el libro de referencia para todos nosotros: «Rosas de Aragón y tierras vecinas» de Pedro Montserrat, Daniel Gómez, José Vicente Ferrández y Manuel Bernal. En esta compilación aparecen la mayor parte de las rosas que encontramos en la Península Ibérica, por lo que es muy recomendable. Hay que recordar que los autores son auténticos expertos, Pedro Montserrat fue el co-autor del monográfico del Género para Flora Iberica. Los otros autores son miembros o colaboradores del IPE (Instituto Pirenaico de Ecología), con amplia experiencia en el Género Rosa.
Características de las rosas silvestres en Aragón:
Flores con 5 pétalos, muchas veces con el ápice escotado, de color blanco, rosado o rojizo. Solamente R. foetida los tiene amarillos. Los pétalos, su forma y su color tienen escaso valor diagnóstico en las rosas.
Tienen 5 sépalos, que pueden ser enteros, pero más veces con lóbulos.
Los estambres son numerosos.
Flores con ovario ínfero. Al ser fecundado forma un falso fruto llamado úrnula, que toma un color rojizo al madurar, es lo que llamamos escaramujo o tapaculos en Aragón.
Las hojas son compuestas, imparipinnadas, con 5 – 7 o 9 folíolos. Son caducas, excepto en R. sempervirens que son perennes.
Todas tienen espinas, excepto en R. pendulina que las tiene muy escasas o sin ellas. En el caso de las rosas las espinas se llaman acúleos, ya que están «pegadas» al tallo, sin formar parte integrada en él.
Aunque algunas especies son olorosas, su aroma suele ser bastante sutil.
Hay algunos caracteres especialmente importantes para determinar las rosas. Son, entre otros: El porte de la planta en general: tallos tiesos, reptantes, trepadores…; la denticulación de los folíolos, si es sencilla o doble; el tipo de pelos y su abundancia en hoja, sépalos y pedicelo; la persistencia y posición de los sépalos en la úrnula; el tamaño del poro por el que salen los estilos de la úrnula; posición, tamaño y forma de los acúleos, etc
Como en otros géneros difíciles de determinar, hay algunas especies «fáciles», al tener alguna característica que las separa del resto, como estas que presentamos aquí:
Rosa foetida
Rosa pendulina
Rosa pimpinelifolia
Rosa sempervirens.