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05.-Los suelos

Los suelos y la vegetación

Las plantas necesitan para desarrollarse un substrato blando, que les aporte nutrientes y que retenga la humedad, es lo que llamamos suelo.

El suelo se forma muy lentamente, al desintegrarse las rocas por efecto de la erosión y de reacciones químicas al contacto con el aire y el agua de lluvia, también los líquenes están presentes en este primer estadio de formación. Después, las mismas plantas van creando suelo con sus raíces y la aportación de restos orgánicos, hojas etc.

El suelo es uno de los factores que determinan la aparición de unas u otras plantas en un lugar, junto con el clima, el relieve o la latitud, entre otros. Algunas plantas son incluso indicadoras de determinados tipos de suelo y solo aparecen en ellos; otras muchas, en cambio, son indiferentes al substrato.

Mapa litológico simplificado de la Península Ibérica. Los suelos de yesos se han incluído en arcillosos.

La composición de la roca madre es el factor fundamental que determina los tipos de suelo.

Desde el punto de vista de la vegetación, los tipos de suelo en Aragón, de una manera resumida, podrían ser (y que nos perdonen los geólogos):

Suelos silíceos:

Provienen de rocas como cuarcitas, areniscas, granitos o pizarras y mantienen sílice en su composición. Se dice que son suelos ácidos, pues su Ph es menor de 7.

Son especies acidófilas, entre otras, el roble melojo (Quercus pyrenaica), el pino rodeno (Pinus pinaster), la estepa o jara (Cistus laurifolius), la brecina (Calluna vulgaris), la mayoría de los brezos o el cantueso (Lavandula stoechas pedunculata), que vemos en la foto.

Suelos calizos

Provienen de rocas calizas, formadas en los fondos marinos (a veces de lagos) al sedimentarse restos orgánicos. Tienen un alto contenido en calcio y un Ph mayor de 7. Son suelos básicos y las plantas adaptadas a ellos, basófilas o calcícolas.

En Aragón son comunes. Algunas plantas características de estos suelos son: el pino carrasco (Pinus halepensis), el quejigo del Pirineo (Quercus cerrioides), la aliaga (Genista scorpius) o la corona de rey (Saxifraga longifolia), que vive a menudo en paredes calizas.

Suelos Yesíferos

Son suelos blancos con una alta concentración de yeso (Sulfato cálcico bihidratado). El yeso es un mal substrato para las plantas en general y sólo algunas se han adaptado a vivir en él. En Aragón está formado por este tipo de suelo gran parte del valle del Ebro, y otros afloramientos como el de Calatayud.

En la Península Ibérica también es relativamente común, pero los yesos en superficie son una rareza en Europa. Lo que da a nuestros paisajes, frecuentemente calificados de «secarrales», una gran singularidad, que tenemos que aprender a valorar.

Algunas de estas «especialistas» en yesos son: la albada (Gypsophila struthium hispanica)(en la foto), el asnallo (Ononis tridentata) o una de las jarillas (Helianthemum squamatum).

Suelos salinos

En zonas áridas de la Depresión del Ebro aparecen algunas lagunas endorreicas (sin salida a ningún rio), cuyo suelo acumula sales, hasta el extremo que hacen muy difícil la vida de las plantas.

En estos suelos sólo medran algunas plantas adaptadas como la sosa (Suaeda vera), varias especies de los géneros Salicornia, Halopeplis o el protegido Microcnemum coralloides

Podríamos hablar también de los suelos arcillosos, que los ríos han ido sedimentando en el fondo de los valles, aunque en su mayoría están cultivados.