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25.-Familia de las Gramíneas

Familia de las Gramíneas

La familia de las Gramíneas tiene muchas especies en la Península Ibérica, también en Aragón, la friolera de unos 99 géneros y 336 taxones, entre especies y subespecies.

Tienen mucha importancia económica, pues algunas de sus representantes son la base de la alimentación humana desde hace milenios, como el trigo (Triticum sp.), la cebada (Hordeum vulgare), el arroz (Oryza sativa) o el maíz (Zea mays). Tienen importancia en la agricultura, pues algunas de ellas son plantas arvenses que amenazan la producción de los cultivos y también en el paisaje, que suelen dominar en muchas ocasiones, aunque nuestros ojos «no las ven».

Tienes que tener en cuenta que si en las demás familias de plantas la representación recogida en esta página web es incompleta, en las gramíneas lo es mucho más, ya que llevamos poco tiempo interesándonos por ellas, dado su menor atractivo en principio (aunque ahora somos «fans» totales). Algunos géneros como Festuca, se escapan a los aficionados «de a pie» como nosotros.

Partes de una gramínea

La raíz suele ser fasciculada, sin ninguna raíz principal, excepto al principio de su vida. Los tallos son normalmente huecos y cilíndricos, con nudos y entrenudos. Las hojas nacen de los nudos y suelen ser laminares con nervios más o menos paralelos; en la unión con el tallo se forma la lígula y parte de la hoja se abraza al tallo en la vaina. Si la lígula está formada por pelos o es membranosa nos servirá, en algunos casos, para la determinación del género. La inflorescencia está compuesta por espiguillas (excepcionalmente, una), éstas son la unidad básica que nos ayudará a determinar las gramíneas, por ello, lo primero que debemos hacer es localizar una de ellas. Las hay de 2-3 mm a 14-15 mm. de largo, sin contar las aristas.

La espiguilla está compuesta por dos brácteas en la base que se llaman glumas, y la flor o flores, unidas al mismo eje (raquis). Las flores a su vez están compuestas por una parte femenina con un ovario y su estigma bífido y normalmente plumoso; la parte masculina que tiene 3 estambres y todo protegido por dos brácteas llamadas lema y palea. El lema es el que suele tener las aristas y nos sirve muchas veces para contar el número de flores que tiene la espiguilla, al contar aristas. Gran parte de la determinación de estas especies se basa en las diferentes características de las espiguillas, como número de flores, tamaño de las glumas, lugar de inserción de la arista en el lema, etc. Muchas veces, necesitaremos una lupa para ver todos sus elementos.

Distintos tipos de inflorescencias

Según la colocación de las espiguillas sobre el raquis, distinguimos distintos tipos de inflorescencias:

Las espigas se forman con espiguillas sin pedúnculo. En 1 vemos una sola espiga de espiguillas, en 2 vemos una espiga en su mínima expresión. En 3 tenemos una inflorescencia con varias espigas de espiguillas.

Los racimos se forman con espiguillas con pedúnculo. En 4 aparece un solo racimo de espiguillas. El dibujo 5 muestra un racimo reducido al mínimo. En 6 vemos una inflorescencia con dos racimos de espiguillas. Observad que la rama inferior izquierda es ya un racimo y el resto de la inflorescencia sería el otro racimo. Si vemos una rama con 2 o más espiguillas ya tenemos una inflorescencia con varios racimos de espiguillas. Es un poco lioso pero conviene tener el concepto claro para interpretar bien si tienen uno o varios racimos de espiguillas. Las inflorescencias con varios racimos de espiguillas se llaman en este caso panículas.

Panícula densa o laxa

En las claves aparece en ocasiones este concepto, que se refiere a si las espiguillas de la panícula están más o menos apretadas entre ellas o son muy pocas. Es fácil de ver en los casos extremos pero a veces no tanto en casos intermedios. También hay especies que tienen al principio una panícula densa y se va abriendo según va madurando (como Holcus lanatus). En estos casos, lo normal es que aparezcan estas especies intermedias, en los dos grupos.

Tienes que tener en cuenta que una cosa es determinar una gramínea que no conoces (para lo que necesitarás las claves), y otra reconocer alguna que ya conoces, en cuyo caso no hay que mirar tan «en fino» para saber cual es. Muchas se pueden reconocer de un vistazo, no hay que asustarse.

Estos son algunos ejemplos de especies frecuentes.